La Liberación de Alsacia: recuerdos de un niño…

Publié le par Lucile ERB

Edouard tenía cuatro años en 1944, cuando se estaba acabando la Segunda Guerra Mundial. Hoy todavía se acuerda muy bien de la liberación de Estrasburgo, particularmente de la de su pueblo, situado a unos kilómetros de Estrasburgo.

Con cuatro años en aquella época, ¿cómo viviste la liberación?

Un día mi madre me subió en su bicicleta y nos fuimos al centro del pueblo. Fue allí donde llegó el primer tanque. En el tanque iba un joven subteniente originario del pueblo y fue él quien entró primero.

Y ¿qué más recuerdas?

Hubo una pelea entre dos mujeres en medio de la calle, al mismo tiempo que los tanques estaban pasando. Una estaba del lado francés y, viendo a la otra felicitar a los soldados vencedores, le reprochó sus “amistades” con alemanes.

¿Tienes muchos recuerdos de aquella época de guerra?

Me acuerdo de los bunkers que permanecieron mucho tiempo después de la guerra. Solíamos jugar dentro.

Pero ¿eras consciente de lo que ocurría?

Sí, claro. Un día, jugaba en la calle con un amigo, yo tenía cuatro añitos, él cinco. Aquel día, el Puerto del Rin fue bombardeado por los aliados, salimos corriendo hasta mi casa y nos quedamos en la bodega donde yo tenía un dormitorio improvisado.

Hubiera sido difícil no darse cuenta de que estábamos en guerra. Cada noche, un militar alemán comprobaba que no se viera ningún rayo de luz por debajo de las puertas ni entre las persianas, no querían dejar pistas a los aviones que bombardeaban durante la noche sin tener en cuenta donde caían las bombas.

¿Tienes más recuerdos del período de la liberación?

¡Sí! Cuando pasaban las tropas, nos daban caramelos y chocolate. En mi barrio, los militares americanos habían requisado una casa y la centinela americana que guardaba la entrada tenía un mono en el hombro al que la gente solía dar comida (galletas, frutas…). Un día, mi madre, que quería alardear, le dio una cebolla y el mono, en vez de comérsela, la tiró a la cara de mi madre y saltó sobre ella para atacarla entonces la centinela tuvo que intervenir.

¿Qué cambió al final de la guerra?

Para mí, niño pequeño e inocente, no hubo mucho cambio. Para mis padres, fue distinto… Durante la guerra, teníamos cartillas de racionamiento y era muy difícil conseguir comida, después desapareció el problema de la comida y mejoró la vida. La gente ya no temía los bombardeos. Por lo tanto, para los adultos, TODO cambió.

Cuando se acabó la guerra, la gente solo hablaba el dialecto alsaciano porque el francés estuvo prohibido durante ese tiempo. En el ayuntamiento, aún solían cambiar los nombres “demasiado francés”. Como consecuencia, tras la liberación fue un poco difícil volver a cambiar de lengua. Los jóvenes lo hicieron rápidamente y con entusiasmo pero para los mayores, fue un poco más difícil y hoy en día, algunos todavía no hablan bien el francés. Esto se debe al hecho de haber cambiado varias veces de nacionalidad y de lengua y porque en casa, la gente seguía hablando en alsaciano.

Mis padres hicieron muchos esfuerzos para aprender el francés. Me acuerdo que compraban el periódico en francés para practicar (todavía se vendía una versión en alemán). Pero nunca lo hablaron perfectamente.

Publié dans Alsacia

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